jueves, 13 de junio de 2013

¿Existes, doncella?



Te he estado esperando toda mi vida.
A diario sufría. Ni medios limones ni mandarinas agrias. Probaba creyendo que eras tú ya que, desconocía tu rosto, solo tu poema conocía.

[...]

Pasado un tiempo, caí en un enorme pozo donde, una doncella rescató mi presente, espolvoreando mi pasado y mostrándome la luz hacia el futuro.

-Disculpa que ande perdido -le dije arrepentido- jamás sabrá cuan agradezco su presencia y ayuda pero camino sin rumbo.

Ella sonrió y comenzó a caminar a mi lado, sin apartarse un solo instante a pesar del irregular camino que le ofrecía.
Yo le observaba a cada paso y la seguía sin darme cuenta. Le pregunté por qué seguía en mi camino y recogiendo mi cuerpo tantas veces como caía, a lo que ella respondió sin perder la hermosura en su rostro:

-Me hallo en su camino, para mostrarle su rumbo porque, vos sois mi doncel y nuestro destino, el futuro.